Mientras buscaba un nuevo destino en crucero me topé con Alaska, en verdad no lo tenía contemplado a pesar de que había personas que me lo recomendaban. Y al estar ahí entendí todo, ninguna foto ni video le hace justicia a los majestuosos paisajes que ves durante el recorrido. ¡Es inimaginable! Y además tuvimos un regalo inesperado de la naturaleza, ya lo verás.
En lo personal me encantan los cruceros, aunque hay otros recorridos que deben hacerse por tierra, y Alaska es perfecto para disfrutarse en un barco y bajar a los distintos puertos.
Nos decidimos por un recorrido de 14 días que salía y regresaba a Vancouver, visitando dos veces cada puerto, excepto Whittier (Anchorage queda a dos horas), que es la parte más al norte a la que llega. Eso nos pareció perfecto, pues a la hora de elegir las excursiones, pudimos seleccionar dos actividades diferentes.
Además, tuvimos la suerte de ir con amigos muy queridos, lo que le agregó un gran plus al viaje (la compañía es parte fundamental para pasarla bien, o mal si vas con personas no compatibles o conflictivas). Y, como siempre decimos, el barco es perfecto para que cada quien tenga actividades a su gusto, así como lugares de reunión para todos.
Nuestro recorrido
Embarcamos en Vancouver (hermosa ciudad), y esto fue lo que visitamos:
Ketchikan
En este puerto tomamos un pequeño barco que nos llevó a ver tótems, águilas, un faro y nos ofrecieron un reconfortante chocolate caliente y un rico snack.
El resto del tiempo caminamos y entramos a las tiendas.
Al volver de regreso en el crucero, fuimos a ver más tótems en un recorrido en trolley (un tranvía pequeño), además de recorrer la ciudad. Nos dejaron en Creek Street, la calle más típica de la ciudad (súper bonita), con tiendas y restaurantes.
Un regalo inesperado
Esa noche, después de cenar y ver el espectáculo en el teatro, anunciaron que quizá habría auroras boreales esa madrugada (estamos fuera de la temporada de estos increíbles y raros avistamientos). ¡Y la hubo! Corrimos por chamarras para ir a cubierta y disfrutar este regalo que nos hizo la naturaleza. Es algo que siempre desee ver y no imaginé que este viaje me sorprendería con esta maravilla.
Juneau, capital de Alaska
En este puerto decidimos ir a conocer el Glaciar Mendenhall y las Cataratas de Nugget, ¡geniales! Al regresar a la ciudad subimos en teleférico al Monte Roberts, desde donde admiras paisajes muy bellos.
En la segunda ocasión que pasamos por Juneau, decidimos recorrer las calles y hacer algunas compras de souvenirs, pues en esta ocasión el clima estaba lluvioso.
Haines (no estaba en el itinerario)
Estaba previsto ir a Skagway, pero el viento fuerte no permitió atracar ahí, por lo que desembarcamos en Haines. No teníamos excursión ni había buscado información del sitio, pero aún así lo disfrutamos. Un lugar muy pequeño, pero con hermosas vistas de montañas nevadas y lagos de color azul intenso.
College Fjord
Una de las mejores actividades en Alaska es adentrarse en los fiordos y admirar los glaciares. Por cierto, nosotros navegamos con Princess, que además de que nos gusta esta naviera, está reconocida como la mejor para recorrer Alaska (pues tiene permiso para adentrase en algunos fiordos y detenerse frente a los glaciares).
Aquí vimos cómo se desprende el hielo de un glaciar, el sonido que hace es como si cayera un rayo.
Parque Nacional Glacier Bay
Al día siguiente nos llevaron a recorrer este parque nacional, las vistas te dejan helado (por el frío y por su belleza), además de que los guardabosques suben al barco y dan interesantes explicaciones de este sitio. Hubo avistamientos de osos, nutrias y águilas.
A este fuimos de ida y vuelta del crucero, y la verdad es que no te cansas de admirar estos paisajes.
Whittier
Este puerto es muy pequeño, todos sus habitantes (poco más de 200) viven en un solo edificio. Algunos cruceros finalizan aquí. Anchorage está a dos horas. Nosotros nos quedamos ahí, disfrutando la paz del lugar y sus vistas.
Hubbard Glacier
Mira la belleza de este glaciar que visitamos al siguiente día. Es el glaciar más largo de Alaska (122 km, desde las Montañas San Elías en Alaska hasta el Territorio de Yukón, Canadá.
Skagway
Al regreso del crucero sí pudimos atracar en este puerto, ¡por suerte! Teníamos una excursión que nos llamaba mucho la atención y lejos de defraudarnos, nos encantó, fue la mejor de todas las que hicimos. Nos llevaron rumbo a Yukón, Canadá, pasando por paisajes que te quitan el aliento.
Nos detuvimos en Wild Adventure a comer (medio feíto), a visitar el museo y ver animales como los perros que jalan los trineos.
De ahí fuimos a Carcross, en el que hay un desierto, y visitamos Carcross Commons.
Y lo mejor estaba por llegar, nos subimos al tren White Pass para regresar a Skagway. Atravesamos las montañas, túneles, puentes, los paisajes eran de verdad increíbles, vimos osos, ¡una gran experiencia!
Y así volvimos a Vancouver con recuerdos y vivencias únicas.
Alaska pertenece a Estados Unidos de América, así que verifica qué documentos requieres para entrar, así como a Canadá (en este país se requiere visa para algunas nacionalidades, si entras por mar o tierra, además de la Eta, que sólo aplica si entras por aire).
¡Alaska es espectacular y yo no lo sabía!
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